La detección convencional es muy frecuente en tiendas, oficinas,
garajes, edificios, etc. Es decir, en lugares con una grandria mediana.
Cada zona donde está instalado el detector puede soportar hasta 20 detectores
de dos hilos y se pueden agrupar hasta ocho zonas. Cuando uno
de estos detectores entra en alarma, se produce un aviso luminoso y
acústico. Son las típicas sirenas que alertan de un fuego.